El pasado 25 de abril tuvo lugar la I Feria de Juegos de Mesa organizada por el colegio salesiano Santo Domingo Savio de Úbeda.

Dirigida por los alumnos de 6º de primaria y en colaboración con la ONGD Bosco Global, nuestros alumnos actuaron de monitores exponiendo distintos juegos de mesa, algunos de creación propia, creados bajo el programa “Juegos que cambian el mundo”.

Este proyecto, que comenzó el curso pasado, pretendía que distintos grupos de jóvenes desarrollaran procesos educativos que favorecieran la construcción de una ciudadanía global a través de estrategias de construcción de juegos desde los Objetivos de Desarrollo Sostenible. A través de la elaboración de distintos tipos de juegos, así como de su utilización (en la educación no formal, informal y formal), nuestros alumnos han sido capaces de adquirir una visión crítica sobre la realidad mundial.

Por la mañana la actividad estuvo dirigida a los escolares del centro, los cuales pudieron conocer y disfrutar distintos juegos de mesa, los cuales favorecían la adquisición de distintas competencias, inteligencias y ODS; utilizando así metodologías activas (ABJ) como un recurso o herramienta educativa que facilita el proceso de enseñanza-aprendizaje y refuerza conocimientos previos o contenidos que nuestros alumnos están trabajando en clase.

Por la tarde, la actividad se abrió a las familias y comunidad de la localidad, pudiendo asistir libremente a probar los juegos dinamizados por los alumnos. En este tramo se contó además con la colaboración de la asociación de juegos de mesa de Úbeda “Bétula Lúdica”. Expertos titulados en aprendizaje basado en juegos (ABJ) estuvieron a disposición informando y atendiendo a las familias que así lo deseasen.

A las 18:30 tuvo lugar una sesión formativa para las familias, impartida por la propia ONGD Bosco Global. Titulada: “Aprende a jugar en familia para jugar aprendiendo”, se invitó a conocer y aprovechar el potencial educativo del juego de mesa, no solo como elemento didáctico de cara al currículo escolar, sino como experiencia de ocio que puede convocar a la familia en pleno alrededor de la mesa, para compartir y disfrutar tiempo afectivo de calidad.

Jugamos porque necesitamos descubrir, conocer, aprender historias y, sobre todo, entendernos. Y también jugamos porque necesitamos experimentar emociones. Y la vivencia de emociones activa los resortes de la memoria a largo plazo, lo que favorece el anclaje de aprendizajes significativos duraderos.