Celebrada la Eucaristía colegial y el pregón de María Auxiliadora.
En el contexto del mes de mayo, tan especial para la familia salesiana y en este año difícil en el que al menos tímidamente comenzamos a recuperar nuestras celebraciones, tuvimos la gran suerte de poder vivir de nuevo uno de los días grandes del colegio; 24 de mayo, día de María Auxiliadora.
Con gran acierto de celebrar en uno de nuestros patios la misa de campaña y acompañados de un día claro, se desarrolló la eucaristía colegial con la asistencia de todo el alumnado del centro y con la emoción añadida de poder ver a María Auxiliadora sobre los hombros de los chicos y chicas de cuarto de Eso.
Precisamente uno de ellos, Miguel Ángel Ruiz Domínguez, pronunció en el transcurso de la misa su pregón a María Auxiliadora.
Fue presentado con gran cariño por la profesora María García Vico, quien resaltó su compromiso y su implicación con la obra salesiana a lo largo de todos estos años de permanencia en nuestro centro.
Miguel Ángel por su parte fue desgranando con tono sereno y correcta entonación toda su experiencia, recorriendo anécdotas y momentos significativos a lo largo de su paso por las diferentes etapas. Tomó como hilo de su exposición distintos momentos vividos en su visita a Turín, y en concreto, en la basílica construida por Don Bosco a María Auxiliadora. Reflexiones maduras y expresión de sentimientos de amor a María y a Don Bosco, que todos los asistentes escucharon con un respetuoso silencio, incluidos los oídos emocionados de sus padres, que también se hicieron presentes en esta celebración.
¡Enhorabuena y un fuerte abrazo desde aquí a Miguel Ángel y a su familia!
Transcribimos aquí algunos fragmentos de su pregón:
“Es un honor para mí poder estar aquí compartiendo con todos vosotros mi devoción por nuestra madre auxiliadora. Aunque antes de empezar, me gustaría darle las gracias especialmente a José Carlos y a todo el equipo de pastoral por depositar en mí su confianza para hacer este pregón y a mi estupenda presentadora, María García Vico, que tan bien me conoce y que me ha acompañado a lo largo de estos trece años inculcándome el amor a la Virgen.”
“…Cuando cierro los ojos recuerdo la sensación de emoción que me produjo el entrar a la basílica de Turín y sentarme debajo del cuadro de María Auxiliadora; ese cuadro inmenso que tantas veces hemos visto en el patio y que tantos recuerdos me trajo, tanto fue así que no pude evitar echarme a llorar observando la base de lo que es hoy la Comunidad Salesiana, me senté en uno de los muchos bancos y empecé a pensar en cómo María me ha acompañado durante estos trece años”…
“También quiero dar las gracias a todas las personas que me han ayudado a que hoy esté aquí hablando, a las que he nombrado y a las que no y a mis compañeros con los que tan buenos momentos he compartido y espero seguir compartiendo junto a nuestra madre. Y sentirnos así parte de ese universo que Don Bosco soñó y cuyas pinceladas hemos de dar cada uno de nosotros, desde el esfuerzo cotidiano por ser mejores, por estar siempre alegres, por hacer de cada instante un patio de concordia y superación…”
“Y por supuesto a mis padres, que tuvieron el acierto de matricularme en este colegio, y que a través de los años como cooperadores y miembros de Hogares Don Bosco me han enseñado a amar a la Virgen como ellos lo han hecho.”
…” Por último decir que allá donde vaya nunca olvidaré mis raíces salesianas y que siempre recordaré estos años en la que ya me siento orgulloso de poder llamar mi segunda casa. Pido a María Auxiliadora que me de la fuerza para seguir adelante, y que como reza la oración: “Madre mía, si yo algún día me olvido de Ti, no me sueltes de tu mano y no te olvides de mí”. Sabed que donde quiera que esté siempre habrá en mí una voz gritando”
¡VIVA MARÍA AUXILIADORA!
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